miércoles, 6 de octubre de 2010

Se aquieta

Así la sangre se aquieta

abrazando mucho más

mi corazón al llegar el otoño...


Y se viste de ocre

recordando al sol

atardecido...


O la luna saliendo

vestida de sepia

amando al sol...


Y se aquieta mi alma

en un suspiro que se va,

como las hojas ocres

llevadas por el viento...


Y se aquieta en una quietud

casi mortuoria en las puertas

del invierno...


Y se aquieta mi respiro

al sentir un beso robado,

en los labios enamorados

de un amor profano...


Ariadna de Alejandría

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