En está hora triste
que nos hundió a todos
en la oscuridad de una noche
eterna y sin luz...
En esta noche profunda
sin estrellas pedimos justicia
por aquel día siniestro
que cegó nuestras vidas
sin piedad ni compasión...
¡Si amaneciera un sol
que nos guiara! o ¡tal vez
esa vela que enciendas!
nos mostraría el camino
para retornar a nuestro
hogar, amada tierra
que nos vió nacer
y los genicidas decidieron
que partiéramos...
Enciende esa vela
y canta con el alma
y el corazón desnudos
para que veamos y escuchemos
una voz amiga y querida
para saber que no estamos solos...
Yo digo
-No podemos olvidarlos y no los olvidaremos
pues nuestros corazones los abrazan,
nuestra mente los recuerda
y nuestra alma está con ustedes...-
Ariadna de Alejandría
Escrito escuchando a John Sokoloff tocando la pieza Espano Russo.
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